Clubes porteños: Gimnasia y Esgrima de Vélez Sarsfield

En la esquina de Joaquín V. González y Magariños Cervantes, barrio de Santa Rita, un grupo de chicos se juntan para tomar una gaseosa. Otros pibes se comen un “sanguche” de milanesa en el buffet antes de comenzar la práctica de fútbol infantil, con las mismas ilusiones que acariciaron Christian Bassedas (hoy en día manager de Vélez Sarsfield y ex jugador de dicha institución) y Federico Insúa (el actual “10” de Vélez) cada vez que la “rompían” en la cancha de papi fútbol del Gimnasia y Esgrima de Vélez Sarsfield.

La institución, que como muchos clubes barriales y sociales de comienzos del siglo XX eran potreros donde los chicos de cada barrio jugaban a ser el “Charro” José Moreno o Norberto “Tucho” Méndez, pero que tuvieron que instituirse como clubes para entrar en los torneos de fútbol amateur de la AFA, está en una zona donde había 20 canchitas que se llenaban todos los sábados y domingos. “De entrada (1929), el club se llamó San Blas. Eso fue hasta 1936. A partir de ese año se llamó Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires y se mudó de San Blas y Bahía Blanca a Joaquín V. González ¿Por qué? En aquellas épocas muchos clubes que tenían más de una actividad se llamaban ‘Gimnasia y Esgrima’”, cuenta  Roberto Mario Esnaola, socio desde 1951 y ex presidente, entre otros cargos directivos.

“Lo importante es que el club mantuvo una vigencia: primero, a través del fútbol amateur (AFA). Pero a medida que fue  urbanizándose fueron desapareciendo los potreros. No sabés el colorido que era eso un sábado, todos los partidos a la vez. También se hacían bailes y boxeo amateur, que se llenaban de gente, eran como los partidos de fútbol. Venían algunos famosos a hacer exhibiciones. En los años ’50 entrenaron acá José María Gatica, Néstor Savino y hasta el campeón mundial Pascual Pérez”, rememora Esnaola con sus 72 años y varias anécdotas.

Y no sólo futbolistas y boxeadores pasaron por allí. Al amparo del Campeonato Mundial de Básquetbol que se jugó en 1950 en nuestro país, comenzó a practicarse ese deporte en el club. El capitán de esa selección argentina, que se consagró campeona del mundo en la final disputada en el Luna Park contra Estados Unidos, se inició en el Gimnasia y Esgrima: Ricardo González. Y Esnaola recuerda que hubo otros grandes de la historia del básquetbol argentino que jugaron en la cancha de básquet de polvo de ladrillo que estaba detrás de la actual de fútbol 5: “Heriberto Schonwies (ex técnico de la selección nacional) y Juan Ruggia competían cuando estábamos en el torneo de primera división de la Asociación Buenos Aires. En el ’74 tuvimos que desafiliarnos de primera, lamentablemente, porque habían permitido el pase de club a club sin consentimiento. Entonces, nos llevaron a los cuatro jugadores buenos que teníamos”. 

Fueron malas épocas. Durante el ’76 estuvo clausurado un año el club ya que “alguien se avivó que no teníamos los papeles en regla: el tipo presentó actas truchadas en la Inspección General de Justicia”. Por fortuna “todo salió bien”, expresa Esnaola. Y lejos están esos días donde las canchas de básquet eran como las de tenis. Hoy en día el club está afiliado a la liga de fútbol infantil FEFI y al futsal en mayores. 

Esnaola saluda a unos socios, casi tan “jóvenes” como él. Otro café y una charla más en el buffet. Hay cosas que olvidó y otras que tiene muy presente. Recuerda las noches de baile en la sala donde hoy se practican patín y taekwondo: “Acá teníamos la pista. Venían las orquestas de tango. Sacando a Francisco Canaro, vinieron prácticamente todos, como (Osvaldo) Pugliese o (Juan) D’Arienzo. Nadie sabe nada de esto (sonríe)”.

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