La Boca es uno de los barrios más emblemáticos y populares de Buenos Aires, con sus calles de colores, su historia de inmigrantes, y sus conventillos, que eran grandes casas o edificios divididos en varias viviendas pequeñas y compartidas por muchas familias.
Los conventillos, en el Buenos Aires de fines del siglo XIX y principios del XX, eran lugares llenos de vida, pero también de historias, ruidos y, claro, leyendas.
La leyenda:
Se cuenta que en uno de los conventillos de La Boca —hay varias versiones que nombran diferentes direcciones, pero todas en el corazón del barrio— vivía una familia muy humilde que, por circunstancias misteriosas, murió de manera trágica y repentina.
- A partir de ese momento, los vecinos comenzaron a escuchar ruidos extraños: pasos sin dueño, voces susurrantes, risas y llantos que salían de habitaciones vacías.
- Algunos relatos hablan de apariciones fantasmales de los miembros de esa familia, que se paseaban por los pasillos o aparecían en las ventanas.
- Se dice que los inquilinos que vivían allí después de esos sucesos tuvieron experiencias de cosas moviéndose solas, objetos que desaparecían o aparecían en otros lugares, y hasta puertas que se abrían y cerraban sin explicación.