Cada fin de semana los vehículos de la “Asociación Amigos del Tranvía” circulan por las calles de Caballito en un recorrido histórico
El coche número 93, estacionado sobre Emilio Mitre, no se dirige hasta Plaza de Mayo o a Plaza Italia, como lo habría hecho hace unos 50 años. Aunque su recorrido se extiende sólo por algunas cuadras, los 20 minutos que dura el trayecto les devuelve a sus pasajeros una forma de viajar que conformaba una de las postales habituales de las calles porteñas.
La institución, creada en 1976, es una entidad compuesta por aficionados a aquel medio de transporte emblemático de la Ciudad. Este grupo de colaboradores no sólo se encargó de recuperar la faz histórica del tranvía. Ernesto Falzone, encargado de difusión de la asociación, comenta que “en Caballito había quedado activo el recorrido que utiliza el subterráneo de la Línea A (Estación Primera Junta), para llevar los vehículos desde Rivadavia hasta los talleres de mantenimiento sobre Bonifacio. Pero faltaba un tranvía”. El 15 de noviembre de 1980 se logró poner en marcha el servicio del «Tramway Histórico de Buenos Aires» gracias a la compra de una unidad que conformaba el sistema tranviario de la Ciudad de Oporto (Portugal).
Por estas vías, los sábados y domingos de 16 a 19:30, transitan los 9 vehículos que continúan en estado operativo de un total de 15 que forman parte del patrimonio de la institución. De forma gratuita, transportan a los pasajeros por un recorrido turístico que comienza en Emilio Mitre y José Bonifacio. Transitan hasta la Avenida Rivadavia, luego por Hortiguera y Avenida Directorio, para arribar, finalmente, al punto de partida.
“Viene gente de todos lados, inclusive aficionados al tranvía que llegan de otros países. Además, tenemos la suerte de figurar en guías internacionales sobre el tema” explica Falzone mientras el motorman (conductor) toca una vieja bocina de aire que resuena de forma ensordecedora en el interior del tranvía.
En 1897 comenzó a circular el primer tranvía eléctrico por las calles porteñas. La red alcanzó su máximo esplendor durante la década del ’20, ya que contaba con 875 kilómetros de vías y se transportaban 650 millones de pasajeros por año. “Lamentablemente, no tenemos conciencia de sistema de transportes. No hay centros de transbordo como en otras ciudades. Hay grandes empresas de colectivos que han congregado, como grupos económicos, la mayoría de las líneas. Ni siquiera hay un sistema integrado entre ellas” señala Falzone. Es que Buenos Aires contaba con la mayor relación mundial entre habitantes y kilómetros de vías. Pero en los años ’30, la fuerte competencia en el transporte público comenzó a relegar al tranvía. El colectivo, que habían aparecido en 1922, fue ganándole el terreno de a poco.
Hoy en día, la “Asociación de Amigos del Tranvía” restaura vehículos antiguos y recibe donaciones del exterior, como el interno “93” que llegó hace 22 años desde la Ciudad de Bruselas (Bélgica). Asimismo, cuenta con la Biblioteca Popular “Federico Lacroze” que, además de albergar material de archivo sobre el tema, promueve distintas actividades culturales y recreativas.
Luego de un breve resurgimiento, a mediados del ’50, un decreto del Presidente Arturo Frondizi suprimió el servicio de tranvías en la zona céntrica. Las últimas líneas dejaron de rodar por la Ciudad de Buenos Aires en febrero de 1963. Aunque por las calles de Caballito, cada fin de semana, el “Número 93” resiste al paso del tiempo con su apacible marcha.

